Continuación...
Primera parte
Ese será tu gran dilema, la opción, la alternativa: abrirse totalmente o quedarse a la mitad de camino, recorriendo los lugares comunes de toda relación intrascendente. El riesgo de mostrarse totalmente y luego, quizás ser defraudada o no serlo pero porque uno no se animó a la aventura.
En ese estrecho márgen nos movemos nosotros. El miedo de ser, de abrirse al otro, de llegar hasta el final nos inmoviliza, nos impide el amor. Tenemos miedo de sufrir y nos prometimos no ser tan accesibles, tan endebles. Nos hicimos fuertes artificalmente para no volver a sufrir. Pero habría que preguntarse: ¿No estamos pagando un precio demasiado alto? ¿No se nos habrá escapado la felicidad en alguna de esas relaciones que nosotros mismos obligamos a ser superficiales, inocuas e intrascendentes?
Seguramente nos sentimos solos. No sufrimos, es cierto, pero nos sentimos solos porque algunas compañías, paradójicamente, solo suman más soledad...
Primera parte
Ese será tu gran dilema, la opción, la alternativa: abrirse totalmente o quedarse a la mitad de camino, recorriendo los lugares comunes de toda relación intrascendente. El riesgo de mostrarse totalmente y luego, quizás ser defraudada o no serlo pero porque uno no se animó a la aventura.
En ese estrecho márgen nos movemos nosotros. El miedo de ser, de abrirse al otro, de llegar hasta el final nos inmoviliza, nos impide el amor. Tenemos miedo de sufrir y nos prometimos no ser tan accesibles, tan endebles. Nos hicimos fuertes artificalmente para no volver a sufrir. Pero habría que preguntarse: ¿No estamos pagando un precio demasiado alto? ¿No se nos habrá escapado la felicidad en alguna de esas relaciones que nosotros mismos obligamos a ser superficiales, inocuas e intrascendentes?
Seguramente nos sentimos solos. No sufrimos, es cierto, pero nos sentimos solos porque algunas compañías, paradójicamente, solo suman más soledad...
Mañana sigue
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