24 de junio de 2009

Entrada Nº 194 "Una carta Parte II"

Continuación...
Primera parte



Ese será tu gran dilema, la opción, la alternativa: abrirse totalmente o quedarse a la mitad de camino, recorriendo los lugares comunes de toda relación intrascendente. El riesgo de mostrarse totalmente y luego, quizás ser defraudada o no serlo pero porque uno no se animó a la aventura.
En ese estrecho márgen nos movemos nosotros. El miedo de ser, de abrirse al otro, de llegar hasta el final nos inmoviliza, nos impide el amor. Tenemos miedo de sufrir y nos prometimos no ser tan accesibles, tan endebles. Nos hicimos fuertes artificalmente para no volver a sufrir. Pero habría que preguntarse: ¿No estamos pagando un precio demasiado alto? ¿No se nos habrá escapado la felicidad en alguna de esas relaciones que nosotros mismos obligamos a ser superficiales, inocuas e intrascendentes?
Seguramente nos sentimos solos. No sufrimos, es cierto, pero nos sentimos solos porque algunas compañías, paradójicamente, solo suman más soledad...


Mañana sigue

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