28 de octubre de 2009

Entrada Nº 261 "Rro. al spiedo"

Día raro para escribir a domicilio. No se si escribir sobre cómo me siento, o sobre como soy. Tal vez sea necesario un poco de las dos.

Ro… dos letras (que me encanta que sean tres) que encierran mucho o poco, no sé… que me encierran a mi. Adolescente tipo (¿será, che?). 17 años. Futura estudiante de psicología. Fanática de La Renga, y de bandas y cantautores poco escuchados. La mayor de tres hermanos. La menor de un grupo de gente delirante que se llaman a sí mismos “Los alternos”. Pensante en exceso. Una especie de escritora frustrada que vuelca sus locuras en un blog parecido a este. Y tal vez no haga falta agregar mucho, ¿o sí? Aunque… tal vez haya detalles que no sean menores, y que también son muy sabidos, pero no nombrarlos sería una actitud muy poco rro. Amante eterna del río. Adicta insalvable a los caramelos de goma. Repetidora de películas hasta el cansancio. Lectora casi compulsiva. Aficionada al canto, al baile, y a la actuación, aunque no sirva para ninguna de las tres disciplinas. Definitiva y literalmente inservible para las tres. Sensible y rebuscada, irremediablemente. Obsesiva del orden del costurero y el botiquín. Y eso sí ya es mucho decir.



Esto en líneas generales...

Puntualmente hoy…

siento que podría hundirme en un frasco gigante de mermelada, y no haría nada para salvarme, no habría instinto de supervivencia que valga. Éso me falto decir… sufro de ciclotimia galopante. Sin motivo, razón o circunstancia, mi ánimo cambia constante y despiadadamente. Supongo que estos cambios tan radicales en mi humor son un tanto conscientes, como si los necesitara para no sentir que mi vida es demasiado aburrida. Y como hace unos días mi vida está armoniosamente acomodada como pocas veces, hoy busqué el detonante que afectara ese equilibrio. Miré una película desgarradora, impactante, fortísima… sumamente triste. Y listo, santo remedio. Bastó para que estuviera todo el día susceptible, y ahora tenga ganas de llorar como una desquiciada. Sí, me gusta llorar como una desquiciada. Y me gustan los abrazos. Pero me estoy yendo por las ramas. Otro rasgo bastante particular de mi persona. Creo que ahora le dicen “ser colgado”. Pero en fin… (me gusta mucho decir “en fin”) hoy sin dudas no es mi día. O mejor dicho, no es mi noche. Será que el silencio de casa me recuerda constantemente a que estoy sola, que me siento sola. Que no está quien yo quiero que esté, que probablemente nunca esté. Será que la noche debilita los corazones, como dijo una vez Ismael Serrano, y entonces todas las fallas y carencias salen a hacer acrobacias un rato, arruinando cualquier intento de buen día que uno pudiera tener… pero mañana muy probablemente me levante de buen humor. Como todos los días… me levanto con una sonrisa, feliz de ver a mi mamá cebando mates, de sentir la brisa fresca en la cara. Supongo que esos son motivos suficientes para ser feliz. Y si no lo fueran, más allá de la cocina de mi casa, más allá de la ventana de mi cuarto, más allá inclusive de mi ciudad, más allá de mi provincia, más allá de mi país, existen mis amigos, que me hacen disfrutar cada momento, que me sacan a flote, que me regalan las mejores sonrisas, que me rescatan de la miseria… y que (algunos, uno) me hacen escribir textos como este.

2 comentarios:

Ro. dijo...

Que piba vueltera esta rro, eh.

Te amo Daniel, te amo.

melis73 dijo...

dfnsrtgdfnghiofnxh

traduccion: amo como escribis.. pendeejaaaaaaa...

teenes ese aire nostalgico y personal que atrapa cuando lees..



te quiero futura algo :P

Cumpleaños de mi gente querida. Si falta el tuyo, avisame.