18 de octubre de 2010

Entrada Nº 486 "Hasta que la caída demuestre lo contrario"

Con el asco en la garganta de monotonías que alquile por esta vía impresa de realidades diversas, quería saber que seria de las sorpresas si estuvieran anexadas a la rutina y supuse que nada más que herrumbre para otra monotonía de sobrepeso. Con una cautela llena de torpes nervios que encontré por cada paso de silencio que extraditaba al aire, me di cuenta que a veces ni siquiera camine por ese monótono miedo a equivocarme.
Habrán sido los indicios autoría de lo que uno anhela, que muchas veces se desfasa de la verdad, o las caricias de la vida que a veces tanto pega, como anti-somnífero para esa gran bestia apagada. Sea cual sea, la ilusión no diferencia ni calcula los respiros cuando acurrucada en algún rincón despierta por mas desiertos que hayan provocado sus suspiros rotos.
No quise pensar ni soñar cuando todo estaba mezclado pero como podría evitar si cuando me negué a esperar no sabia a donde ir, si cuando desboque el intentar encontré un stop brutalmente anclado en la autopista, donde mis sueños y deseos a la vista todo lo creían hasta que se demostrara lo contrario.
Pero mas allá de las piedras del pasado déjame decirte con sinceridad que realmente puedo, pero sobre todo permítete escucharlo. Cuando uno cree y siente todo es inmenso, un universo concretado donde nada es imposible hasta que como último recurso la caída demuestre lo contrario.
Podría demoler todos tus miedos si me lo permites y demostrar que solo hace falta un rocío de otro aire para movilizar ese poder. Que la ilusión, es cierto, es de temer en el formato de un fantasma frágil, pero también de aplaudir si brota de su capullo. Que la esperanza devora energías pesimistas, que no tengo miedo al vació cuando me arroje al vuelo. Que no voy a huir porque aquí hay algo dentro que en un susurro de timidez dice al oído del destino, con todo su aliento: por favor que esta vez sí.

Escrito del gran Matías Lambrechts... quiero tu libro firmado!

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