6 de mayo de 2010

Entrada Nº 388 "Una historia, una imagen VI"


Grisáceas y mudas, ellas están ahí. Sin dejarse caer, pero sin respirar ya. Presas de la quietud, en definitiva.

Son la síntesis de lo que es el hombre y, con su silencio inmóvil, nos lo enrostran.

Nacieron y crecieron como símbolo de una civilización de hombres que creyó en la comunión con la naturaleza y en el amparo maternal de la tierra, bajo la mirada paternal del sol. Entonces vivieron, dando escenario a miles de historias pequeñas que juntas arman la historia grande.

Pero esas miles de historias pequeñas les fueron arrancadas y ese acto simboliza a otra civilización de hombres, que cree en un solo dios, que suele disfrazarse de varios, llamado poder. Por ello, por quedarse sin que cobijar, se dejaron atrapar por la inercia.
Y ahí están, mostrando al hombre dos visiones de lo que es capaz de hacer: la belleza y la perfección, pero también el vaciamiento y la muerte. O dicho de otro modo, plasmando aquella vieja frase de Ernesto Sábato: “la memoria es como la temerosa luz que alumbra un sórdido museo de la vergüenza".


Escrito de Matías, El Eternauta.
...y los indios en los museos...
>>> Link al blog de Matías Rodriguez <<<
Gracias Profe!

2 comentarios:

Ro. dijo...

El escrito me encantó, pero no se ve la imagen :s

Matias dijo...

tan cierto loco, tan cierto... cuando leo todas estas cosas que el negro sube me dan unas ganas de volver al blog pero se que no lo voy a mantener jajaja...
muy buena idea la de la imagen y la historia.

Cumpleaños de mi gente querida. Si falta el tuyo, avisame.